Si vas a tener demonios, procura que no entren en tu alma, ella es como una burbuja de jabón, que debe estar siempre limpia.
Su interior es de oxígeno, que tú inhalas a través de tus pulmones, por eso debes acariciar las emociones que contienen más aire.
Esas que te permiten respirar de forma expansiva, como si fuesen las alas del ave fénix.
Esas que son respiradas de forma continua, sin pausas de juicios internos.
Esas que te dan más de lo que tienes, sin llevarse nada después.
Esas que sin saber su nombre, sabrías respirar su aroma.
Si vas a seguir teniendo demonios, muéstrales tus respiración, ellos también entienden de emociones.
